La ciencia de la gestión empresarial consagra desde hace décadas dos ámbitos de necesario conocimiento para decidir, como son la realidad de la empresa y su entorno.
Sin embargo se está descubriendo que el espacio en el que se juega la decisión, que es la mente, es lo suficientemente complejo como para resultar necesario también el conocimiento de las leyes que la rigen.
La mente es el escenario de operaciones por el que fluye la información, tanto de la propia empresa como de su entorno, que es interpretada subjetivamente para tomar decisiones.
La mente es protagonista porque toma partido, con frecuencia sin que el decisor sea consciente.
Sin embargo pocos saben cuáles son los mecanismos mentales que sesgan la información, ni el modo en que la mente percibe, valora y decide.
Mejorar la manera en que se decide exige:
✓Conocer el modo en que se relacionan la mente y el cerebro
✓ Descubrir la forma en que percibimos la realidad empresarial
✓ Detectar los elementos que distorsionan la percepción
✓ Conocer la influencia del corazón, la respiración, el intestino y los músculos
✓ Saber que el cuerpo sabe antes que la mente
✓ Saber escuchar al cuerpo
✓ Comprender que la mente construye una realidad subjetiva
✓ Conocer la incidencia del instinto y la emoción en las decisiones
✓ Saber el efecto de los estados de ánimo en las decisiones
✓ Conocer el modo en que nos engaña la memoria
✓ Aceptar que estamos la mayoría del tiempo divagando y cómo evitarlo
✓ Saber cómo generar nuevas neuronas y construir nuevas rutinas de pensamiento nutritivo
✓ Saber cómo evitar las trampas del cerebro en las decisiones
✓ Elaborar un Plan de Mejora Personal
Existe un método basado en la neurociencia que faculta al decisor a compreder e integrar en su forma de operar todos los conceptos anteriores.
Está a tu alcance. Cosnsúltanos cómo puedes valerte de él.